domingo, 15 de febrero de 2009

Día 1 de la capacitación: Vende vende vende

Éramos alrededor de 20 personas, todas entre los 20 y 25 años de edad, tal y cómo lo pedía el aviso en el diario. El rostro de cada uno no era exactamente de entusiasmo. Tampoco de tristeza. Era de nada, tal vez rindiéndole tributo al nihilismo que nos supo regalar la década de los '90. No lo se realmente.
Pero estábamos ahí.
Luego de examinar los 20 mts cuadrados de ese cuarto blanco con su correspondiete pizarrón blanco al frente, pude escuchar cómo un supervisor le reprochaba a un empleado el por qué de la caída de una venta. Suponendo que eran expertos en marketing, no entedí por qué nos querían vender un empleco con esos gritos de fondo, pero en fin.
Minutos después entro a la sala Martín (este no es su nombre real, pero por una cuestión ética prefiero no revelar el verdadero), y explicó (con una voz notablemente parecida a la que acababa de retar al empleado) que él era el que iba a guiarnos durante los tres días de capacitación.
Después de darnos algunos datos generales sobre el empleo, como los míseros 15 minutos de break sobre las 6 horas de la jornada, nos dio el "anhelado" cuadro de comisiones.
Ahí fue, en ese preciso momento, cual es la magnitud de la tasa de explotación que tienen los operadores de telemarketing. Y a su vez, la tasa de plusvalía que sacan las verdaderas cabezas que están a cargo de este tipo de compañías. Era mucho más grande de lo que pensaba (ingenuo de mí). Para que medianamente se figuren, la comisión mínima, que es de $75, se adquiere recién luego de vender una suma de $5000. Más tarde me enteraría que encima nosotros tendríamos un tope de venta, podríamos vender productos menores a $1000 solamente, haciendo casi inaccesible una comisión como la gente.
Sí, mientras la compañia se embolsa $5000, nosotros, los que entregamos nuestra voz seis horas al día para llegar a eso, nos llevamos el 1,5%. La tasa de plusvalía que se llevan es enorme. Perdón que haga incapié en esto pero realmente es muy importante. Tal vez se grafica más claramente en el mejor de los casos: Cuando son más de $12000 en productos lo que se vende, los empleados nos llevamos el 5% de comisión. A ver, no quiero que me malinterpreten. No soy un avaro que pretende hacerse millonario trabajando de telemarketer, pero quiero que vean que hay gente que sí se hace millonaria encerrándonos en un cuarto a hablar por teléfono 36 horas por semana.
Pero sigamos.
Luego de esto, Martín comenzó a vendernos el producto. No es difícil imaginarse lo que quiero decir. Para vender bien un producto hay que creer en él.
Y lo logró.
Martín, explicándonos una lógica de marketing no más difícil que la de "Con la yerba llevate el mate y la bombilla" logró que nos convenzamos de poder lograr que la gente nos compre lo que sea.
Yo sentía que era siniestro, los demás lo seguían como una danza majestuosa. Eso era lo que más me llamaba la atención, los mismos compañeros se sentían cómplices de ésta lógica de consumo. No se si eran concientes de que si más gente compra, ésto se mantiene, y si se mantiene, el hecho de que el joven haga esto para tener ingresos, se perpetúe. Aún así, lo veían como un desafío, y los potenciaba. Lo veían como un rito de autosuperación realizable, y los confortaba. Veían una suerte de estabilidad.
La posibilidad de varias ventas diarias estaba en esa suerte de fórmula mágica que nos ofrecía Martín, y en ella la llave de estabilidad laboral, y un sueldo cada principio de mes.
La 1° jornada me dejó extrañas sensaciones. Por un lado pude entender parcialmente la maquinaria que logra que en el primer momento nos quedemos pegados al juego. Y es bastante práctica (y hasta esperable): Nos venden el producto a nosotros antes que a nadie. O más bien, la fórmula. Se nos plantea como un desafío, una oportunidad de demostrarnos que no es más que una rutina fácil de seguir. Lamentablemente esto no logra más que seguir manteniendo en pie el culto al individualismo, que en algunos ámbitos se rehusa a morir.

3 comentarios:

  1. Creo que la licha no debe ser en contra de estas empresas naturalemnete estafadoras... creo que la lucha debe estar inserta en la conciuencia de los trabajadores y hacerles ver que se puede cambiar esta situacion. Pensa si por un instante todos los reps, asesores, telemarketer, gestores o como quieras llamarlos se plantan y comienzan juntos una lucha. Seguramente se llegaria a buen puerto. Por otro lado tengo la experiencia de haber pasado por 4 Calls Centers en la ciudad de Córdoba. Actualmente estoy trabajando en un Call donde existe un silencio impresionante a la hora de hacer valer nuestros derechos....

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  2. siempre es asi y esto recien empieza ya vas a ver como a pesar de todo lo que roban, te van a cagar ventas para que comisiones menos.
    A todo esto, que es lo que vendes?

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